Qué hacer cuando te estés quemando

Por Margaret Jones

Debo confesar algo: cuando terminé mi grado en Música, guardé la guitarra y me pasé un año sin tocarla. Mi época en el conservatorio había sido muy intensa y competitiva, y me acabé agotando tanto física como mentalmente. Al cabo de un tiempo volví a coger la guitarra, y fue una oportunidad estupenda para probar un enfoque distinto, más holístico, que me ayudó a no perder la motivación aunque se me resistiera algún pasaje o aunque entrase en un período de sequía con mis colaboradores. Ahí van algunos consejos que aprendí en aquel momento y que espero que a ti también te sirvan.

1. Entiende qué te motiva.

Lo primero es comprender qué te motiva a aprender a tocar un instrumento. Hay quien quiere dominar la técnica lo mejor posible, otros quieren ser compositores prolíficos y luego están los que simplemente buscan una manera de conectar con sus amigos y su familia. Yo me di cuenta de que no quería convertirme en una virtuosa, sino tocar con pedales, escribir canciones y estar en un grupo. Es cierto que, si quieres dedicarte profesionalmente a la música, hay ciertos requisitos que todo el mundo tiene que cumplir. Sin embargo, saber qué es lo que te gusta te ayudará a decidir en qué quieres dedicar el tiempo, y también sabrás qué cuestiones no son negociables cuando tengas que afrontar un dilema.

A veces, si te centras solo en ciertas partes de una canción difícil, acabarás entendiéndola más a fondo, y eso te puede servir de inspiración creativa.

2. Practica con cabeza, no a lo bruto.

Cuando se trata de aprender, tienes que desterrar la palabra «imposible» de tu vocabulario, pero tampoco te fuerces hasta el extremo. En lugar de eso, tómate un tiempo, baja el ritmo y, si te topas con algún obstáculo, plantéate dónde está el problema. Por muchas horas que te pases practicando, no aprenderás nada nuevo si no te paras a pensar en lo que haces. Si ves que se te resiste alguna canción, merece la pena parar y dedicar un rato a pensar en qué es exactamente lo que te bloquea y en cómo superar ese obstáculo. Practicar despacio y de forma metódica durante una hora (por ejemplo, con el Repetidor de riffs de Rocksmith+) te dará los mismos resultados (o mejores) que machacar un pasaje difícil día tras día. Además, dedicar un tiempo a centrarte en cierto riff o solo te puede ayudar a ver cómo funciona, lo que a su vez hará que sepas apreciar mejor esa parte y te inspirará cuando compongas tus propias piezas.

Céntrate en dar un paso. Luego otro. Luego otro. Así es como se progresa.

3. Fíjate en cuanto has avanzado, no en cuánto te falta para llegar a la meta.

La práctica no solo es un medio para alcanzar un fin, también es un hábito. Es como hacer ejercicio para mantenerse en forma: tienes que incorporar la práctica a tu estilo de vida, ya que no es un proyecto a corto plazo. Cuando te topes con algo difícil, lo superarás mejor si, en vez de obsesionarte con conseguir resultados, te centras en disfrutar del presente. En vez de fijarte solo en los errores, felicítate por todo el progreso que has ido logrando paso a paso. Naturalmente, es importante seguir trabajando en evitar esos errores para no formarte malos hábitos, pero si te concentras, los acabarás corrigiendo, así que no te desanimes y no olvides todo lo que has conseguido. Es como escalar una montaña: habrá tramos del recorrido que serán más empinados, pero cuando los superes, podrás gozar de unas vistas espectaculares. Dedica un tiempo a disfrutar de esos momentos.

Nunca lo sabrás todo. Aprovecha lo que has aprendido y aplícalo, ya que eso te ayudará a seguir aprendiendo.

4. Nunca dejes de aprender y probar cosas nuevas.

Por último, adopta una mentalidad que te permita buscar siempre formas nuevas de crecer y aprender, y comparte tus conocimientos. Está muy bien ser un experto, pero eso no te abrirá las puertas de ningún club secreto; aún peor, si te niegas a avanzar hasta que sientas que estás «a punto», puede que acabes adoptando una actitud tóxica y dejando escapar oportunidades que te abrirían nuevos horizontes. Es mejor tener una mentalidad que te mantenga con ganas de inspirarte y evite que caigas en la rutina. También es una forma estupenda de combatir el miedo escénico y el síndrome del impostor: si no percibes los errores como algo catastrófico, es más probable que asumas riesgos con buenas recompensas. Para empezar, intenta tocar algo que te resulte totalmente nuevo. Aunque no conozcas muy a fondo el artista o el género, aprenderás algo nuevo sobre la música y sobre tu propia persona. También puedes ir a un micro abierto y tocar con público por primera vez. Estar en contacto con la comunidad musical estimulará tu generosidad intelectual y atraerá a otros grandes artistas. Siempre se puede aprender algo nuevo y seguir creciendo.

Hay formas muy sencillas de despertar la motivación, como practicar en un parque cuando haga buen día.

Cuando se trata de aprender a tocar un instrumento, no existe una fórmula milagrosa para lograr el éxito. Sin embargo, sí que hay cosas que pueden ayudarte a seguir avanzando incluso en los momentos más duros. Lo más importante es encontrar formas de seguir disfrutando mientras practicas, ya que eso te motivará a seguir esforzándote para superar los desafíos que representa aprender algo nuevo. Puede que hasta te ayude a seguir aprendiendo y creciendo a lo largo de toda tu vida. Y recuerda que tus motivaciones pueden cambiar con el tiempo. Que no te dé miedo cambiar de rumbo y probar algo distinto si empiezas a sentir que te estancas. ¡Que practiques a gusto!

Margaret Jones es multinstrumentista, compositora y profesora de música. Vive en Oakland (California). Toca la guitarra en varias bandas locales, incluido el proyecto con sus propias canciones M Jones and the Melee. También tiene un doctorado en Historia de la Música por la UC Berkeley y ha impartido clases en el San Francisco Conservatory of Music.

The Guitar Player de WalidYassine se utiliza con licencia CC BY-SA 4.0.

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