12.January.2022

Cradle of Filth: ¿Ser o no ser black metal?

A medida que el metal ha ido evolucionando, se ha dividido en decenas de subgéneros de lo más concretos: thrash, speed, black, death, doom, djent, blackened thrash, funeral doom, etcétera. Estas etiquetas ayudan a describir cierta estética para que los fans sepan qué esperar de cada artista, pero son un arma de doble filo: sin ellas, a los músicos quizá les costaría mantener una identidad diferenciada y reconocible («¡esto es lo que somos, y no esa otra cosa!»), pero al final esa etiqueta se acaba convirtiendo en una cárcel, especialmente si intentan explorar nuevos horizontes musicales.

Desde 1991, Cradle of Filth ha forjado su identidad como grupo de black metal tanto con su música (voces agudas que chirrían y reverberan, veloces riffs de guitarra con trémolos distorsionados y una percusión rápida y explosiva) como con su aspecto (pintura facial blanca, largas melenas teñidas de negro, pinchos y cuero). Pero los orígenes del black metal están repletos de polémica: desde rituales satánicos e iglesias incendiadas en Noruega hasta asesinatos racistas y homófobos. Por eso, Cradle of Filth ha puesto hincapié en apartarse de la escena black metal «original», tanto en lo político como en lo estético. Dani Filth, líder y único miembro original que queda en el grupo, explicó en una entrevista de 2019 a Loudwire.com: «Me alegro mucho de no haberme metido en todo aquello, porque podría haberlo hecho. Pero imagínate que te despiertas un día y piensas: "Ay, Dios, acabo de quemar una iglesia, me voy a pasar 25 años en la cárcel, mira que hay que ser idiota"».

Con una producción más sofisticada y una estética gótica comercial, Cradle of Filth se distanció del carácter duro y primitivo de las canciones de los primeros grupos noruegos de black metal, como Burzum. Se apoyaron mucho en melodías pegadizas de teclado y guitarras armónicas superpuestas. A pesar de estas diferencias estilísticas con respecto al black metal noruego original, el grupo vio nacer a una nueva generación de fans del black metal dentro del panorama musical convencional. Actuaban en estadios cuando se celebraban festivales y vendían sus camisetas en centros comerciales de barrio. Viendo esas diferencias tan drásticas con respecto al denominado black metal tradicional, ¿de verdad tiene sentido asociar a Cradle of Filth con ese género?

Pues sí y no. No cabe duda de que comenzaron en la escena black metal underground y, al igual que ocurre con muchos grupos de este género, las letras de Cradle of Filth tratan temas macabros como la muerte y el vampirismo. Pero según cuenta su exguitarrista Paul Allender en una entrevista de 2006 con Terrorizer, el grupo siempre se resistió a que lo encasillaran: «Nunca fuimos un grupo de black metal. Lo único que encajaba con ese estilo era el maquillaje, pero si escuchas a Emperor, a Burzum y demás, nuestra música no se parecía en nada a la de ellos». Basta con escuchar la exuberancia sinfónica de una canción como «Once Upon Atrocity»: salta a la vista que a Cradle of Filth lo que le importa es que su música tenga personalidad propia, a pesar del cuero, los pinchos y la pintura cadavérica.

Leila Abdul-Rauf es multinstrumentista y compositora. Vive en Oakland (California). Leila es guitarrista y vocalista de los grupos de metal Vastum, Hammers of Misfortune y la banda de post-punk etéreo Terebellum. También compone y produce música ambient con su propio nombre, con el trío electrónico Ionophore y con el dúo de synth-folk Fyrhtu. Ha hecho giras internacionales y en su tiempo libre imparte clases privadas de guitarra y voz.

«Cradle of Filth - Wacken Open Air 2015», de Andreas Lawen, Fotandi, se utiliza con licencia CC BY-SA 3.0.

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