Las progresiones de acordes son secuencias que conforman la espina dorsal de una canción. Sean simples o complejos, son los cimientos sobre los cuales se erige el resto de la canción: melodía, solos, riffs.
Dentro de una escala, los acordes están hechos de combinaciones de las mismas siete notas. Ya que solo hay siete notas de las cuales escoger, solo hay siete posibles tríadas en cualquier escala; cada una armoniza con los tonos de las escalas mayor y menor generadas por cada a armadura de tonalidad.
Los acordes se anotan de cuatro maneras: Notación en pentagrama, números romanos, letras y tablatura.
Al escribir progresiones de acordes, los números romanos en el ejemplo anterior son abreviaciones para indicar la progresión de una escala. Cada número romano representa la función de un acorde específico dentro de una escala. Por ejemplo, sin importar en qué escala esté una canción, el acorde ii siempre partirá del segundo grado en la escala en cuestión. Ya que los números romanos representan la posición relativa entre los acordes y no un traste o nota de teclado específicos, se pueden usar para mostrar las relaciones entre acordes en una escala.
Si bien los acordes en cada uno de esos pasajes son completamente distintos, la relación entre los acordes es la misma. Por ello tienen los mismos números romanos.
Dependiendo de qué posición ocupen dentro de una escala, distintos acordes suenan "más fuertes" o "más débiles" que sus contrapartes. Conocer estas diferencias ayuda a construir progresiones de acordes más efectivas. En este contexto, los acordes "fuertes" son o los más estables o los más inestables en la tonalidad, estos últimos jalando hacia los más estables. Los acordes más fuertes, según las reglas de la armonía funcional, son los acordes de tónica y dominante (I, V, y a veces viio). Debido a que los acordes de V y viio contienen lo que se conoce como la sensible de la escala (una nota que está medio tono por debajo de la nota inicial de la escala), son inestables; la disonancia entre estas notas jala la progresión hacia la tónica. La tónica, por su parte, causa la deseada resolución al acorde V y se hace sentir como la "base" de la escala. Los acordes de ii y IV se consideran predominantes porque anticipan V y viio. Los acordes mediantes (iii y vi) no mueven la progresión tanto como los anteriores ya que comparten dos notas con la tónica, así que tienen un sonido similar a esta.
Si tocas los acordes en un orden donde uno lleve lógicamente al siguiente, crearás frases en tus canciones que sonarán como enunciados con un inicio, mitad y final. No pienses que es obligatorio escribir las progresiones de acordes de esta manera; hay muchas maneras de escribirlos que se salen de la norma y no cambian los acordes. Lo importante es que conocer cuáles acordes funcionan entre ellos te ayudará a tomar mejores decisiones en estos casos. Prueba con diferentes progresiones y trata de escuchar cómo los acordes se "jalan" o "empujan" hacia otros acordes. Toma nota de estos sonidos y busca movimientos similares en las canciones que conoces y amas.
Margaret Jones es una multiinstrumentista, compositora y maestra de música residente de Oakland, California. Toca la guitarra en varias bandas locales, incluyendo su propio proyecto de composición M Jones and the Melee. También tiene un doctorado en Historia de la Música de la Universidad de California en Berkeley y ha dado clases en el Conservatorio de Música de San Francisco.
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